Siguiendo la tradición que marca el “Mayor”, todos nos pusimos nuestras mejores galas para la cena. Camisas, corbatas, zapatos, etc. todo iba de aquí para allá, de habitación en habitación; que si hay que colocarse la corbata, que si la camisa está arrugada, que si me he olvidado la camisa en casa… en fin, lo que suele pasar con estas cosas. Una vez que todo el “personal” ya estaba preparado, don Alberto, el sacerdote del colegio mayor, nos felicitó las navidades con un pregón (que no meditación) para compartir con nosotros toda la felicidad de estas fiestas.
Con la voz ya caliente, marchamos de fiesta por Valladolid, pues una buena cena no podía terminar sin buena música y baile. El vino, el champán… comenzaron a hacer sus efectos y la gente se desmelenó: bailes, risas, gritos... el “personal” disfrutó de lo lindo y mostró su lado más natural, aunque, a decir verdad, justificadamente, porque un día era un día.
Una vez en el Llendón cenamos y a la cama para empezar el día siguiente con fuerzas para estudiar. La mañana del sábado la dedicamos entera a chapar, 4 horas y pico que para algunos era record de estudio en todo lo que iba de curso. Cristian bajó a leer mirando al mar y el resto se encerró en el ático. Después de comer, otra horita de estudio. A las 6 y con necesidad de parar por el cansancio marchamos a Gijón a tomar unas sidrinas, donde observamos a las nuevas generaciones con la boca abierta, ¡qué tíos más raros! Paco demostró sus dotes de asturiano tirando unos generosos culines. Después de cenar se organizó una timba de Mus con Echeve a la cabeza y Juan de Castro por pareja. Estos acabaron con el dúo formado por Oscar y Miguel. La alternativa Paco-Álvaro no pasó a la final.
Después del partido Fernando nos llevó a tomar unas sidras a los de Pucela y Joserra. Alberto no se creía que podíamos volver a las 9, porque el sábado salió con Fernando y Álvaro, se perdieron y llegaron a las mil, y pensaba que ocurriría lo mismo. Con apuesta de dos cervezas por medio llegamos a la hora indicada tras tomarnos unas sidritas y jugar a las cartas, si bien en medio de la última partida nos marchamos para que don Alberto se pagara las cañitas. De cena tuvimos una fabulosa espicha marca de la casa. Tortilla, empanada, bollus preñaos, queso cabrales, arroz con leche, todo aderezado con la mejor sidra. A la espicha se nos unió el señor Jorge Lafuente (¿qué hacía en la aldea?). Después hubo un show musical de gran calidad con Echeve tocándonos temazos. Miguel, Joserra y Alberto se unieron al espectáculo y los demás nos decidimos a hacer los coros. Fue un broche de oro a unos días espectaculares.
de rocas por un acantilado. La expedición comandada por Miguel la completaban Juan, Oscar, Nacho Z y Joserra. El inicio era por un camino de un bosquecillo. A medida que se avanzaba la cosa se complicaba. El firme estaba resbaladizo y con barro, por lo que teníamos que ir con cuidado por que te resbalabas y el piñazo era grande. Con algún que otro susto pasamos es zona y llegamos a la cuerda. Teníamos que bajar una pendiente fuerte sujetados a la cuerda unos 20 metros. Luego cruzamos agarrados de otra un paso y por fin llegamos a la cascada. Allí estábamos en la playa de rocas. Mirabas para arriba y veías la pared que acabábamos de bajar. Embarrados nos hicimos unas fotos y otra vez arriba que la comida nos esperaba. La subida fue más fácil que la bajada. Otros no tuvieron ese espíritu y cogieron el coche para ir a Tazones y tomarse unos chipirones, verdad Gelín.
Como es de ley, el Colegio Mayor Peñafiel no puede dejar de lado sus tradiciones; de ahí que otro año más ha celebrado su ya tradicional inauguración del curso académico 2009-2010. Nuevos proyectos, nuevas ilusiones y el deseo de mejora son las constantes que tienen cabida en tal acto, en las cuales los colegiales también demuestran lo ya conseguido, pero también la búsqueda de nuevos y mayores retos.
A las 11.30, dio comienzo una de las intervenciones más esperadas, la del conocido periodista Javier Ruiz Taboada, colaborador de La Brújula y Radio Estadio. Taboada hizo justicia al título de la ponencia, “La radio y la palabra”, ya que hilvanó una divertidísima intervención sobre su experiencia en Onda Cero a través de una amplia serie de recursos lingüísticos y figuras retóricas entre los que no faltaron los sonetos y las rimas: todo cupo en su discurso, desde los tópicos de la radio y el día a día de una emisora, hasta los consejos útiles para que los futuros locutores allí presentes practicasen con uno de sus instrumentos de trabajo: la voz.
Después del almuerzo en el comedor del Colegio Mayor Peñafiel, tuvo lugar la ya célebre y demandada tertulia en el salón de estar del Colegio. En un distendido ambiente, Javier Ruiz Taboada y Antonio Arenas, de Radio Marca, contaron muy diversas anécdotas y curiosidades sobre la radio “desde dentro” y se sometieron a las preguntas de los allí presentes, entre las que no faltaron aquellas que cuestionaban la orientación que ofrecen los medios de comunicación sobre ciertas noticias, especialmente del ámbito deportivo, o la escasa presencia de reporteras en ese mundo. Efectivamente, el deporte fue uno de los temas estrellas de la tertulia, con el que se pudo dar un repaso a la actualidad del fútbol, baloncesto, ciclismo, otros deportes minoritarios, así como a las perspectivas de la radio en la transmisión de eventos deportivos.
La Jornada tocaba a su fin y a las 18.15, tuvo lugar la conferencia de clausura, que impartió Javier Fernández Arribas, Director de Programas e Informativos de Punto Radio. Bajo el título “Desafíos de la radio: credibilidad y nuevos soportes” sirvió, en cierta medida, como resumen de las ideas expuestas en toda la Jornada. Arribas defendió la credibilidad como el arma más importante del periodista. Para conseguirla se requiere una intensa formación desde los años de la carrera y un duro y esforzado trabajo en la vida profesional. A su juicio, además, las nuevas tecnologías potenciarán la radio en el futuro, ya que gracias a las herramientas que proporcionan Internet y los reproductores digitales, el oyente pude elaborar la parrilla de programas a su gusto. Con el resumen de su experiencia como corresponsal de guerra dio por concluida su intervención.
11:30.- LA GESTIÓN DE UNA EMPRESA RADIOFÓNICA EN LA ERA DIGITAL
-Ponente:
AntonioVirgili Rodríguez, Director de Relaciones Corporativas de la RTPA
Tras tres horas de comida salimos del chigre y estaba cayendo la del pulpo. Así que a la carrera a por la “furgo”. El esfuerzo de correr fue sobrehumano. Nos pusimos en camino a Oviedo pues Cristian invitó a Pierre a ver al Oviedo. Para los demás la tarde fue de visita a familiares y allegados y a tomar cervezas.
Una vez realizado el “chanchullo del Bernabeu” llegó la parte más dura del día, tener que bajar el Paseo de la Castellana en plena digestión, algunos rezagados como Álvaro, Cristian y Taboada llegaron a duras penas a la manifestación y pasado un rato en ella, estos dos últimos la tuvieron que abandonar por temor a que les diera la pájara por el calor y el gran número de personas que había (unas 800.000 más o menos). Entre tanto gentío se encontraba Caaaaaalo, ex residente del CMP, que se unió con el resto de la expedición del Colegio como en los viejos tiempos.
Tras distribuir a los jugadores en tres equipos más o menos equilibrados, la magia comenzó a aparecer en el campo: carreras, saltos, gritos, emoción… todo ello se combinó para dar espectáculo y entretenimiento al “personal”. Al comienzo, el equipo compuesto por Miguel de Castro, Gabriel Rebollo, Cristian Padilla y Félix Iturriaga no encontró su mejor juego (fundamentalmente por la ausencia prolongada de Félix) pero con la llegada de éste último supuso un revulsivo para el equipo y la situación cambió de aires: de perderlo casi todo a ganarlo todo. Y claro está, esto dio nueva emoción al torneo. Tal fue la emoción que ésta se prolongó hasta, literalmente, el último partido de futbito donde se decidió el campeón, que este año recayó en el equipo compuesto por Jesús de Castro, Javier Taboada, Pierre 
Jaurousseau, Ignacio Bazó y Álvaro Baños. El hambre ya hacía mella en los jugadores, así que, tras el torneo nada mejor que unas buenas hamburguesas y patatas fritas con todos los ingredientes imaginables para reparar fuerzas y comentar las “jugadas” entre todos los participantes.
Decía Heráclito que “todo fluye” y los que llevamos tiempo en el Colegio Mayor tenemos esa sensación cada nuevo año. Nuevas caras y las mismas incertidumbres: las carpetas, las presentaciones, las idas y venidas a las Facultades y Escuelas, los horarios, las cañitas… En el Colegio Mayor Peñafiel (Universidad de Valladolid) hemos inaugurado el curso con un fantástico partido de fútbol en un campo de hierba artificial, en el que se impuso el buen hacer futbolístico de los veteranos. No quiero extenderme en este aspecto porque aparecerá una crónica (cuando Cosgui quiera) sobre el encuentro en el blog de deportes del Colegio Mayor Peñafiel.
